Nuestro país, antes de 2019, no era precisamente un referente en materia de teletrabajo ya que solo el 4,8% de los trabajadores disfrutaban del teletrabajo en España según datos del INE. En países europeos como Finlandia o Países Bajos estos datos rondaban el 14%.
El confinamiento forzó a las entidades a replantearse cómo trabajar manteniendo en la medida de lo posible tanto los niveles de productividad como la cohesión y dimensionalidad de los equipos. Además, muchas organizaciones no estaban técnicamente preparadas para este paso, por lo que la inversión en hardware y software fue sin duda una barrera infranqueable para muchos de ellos. A pesar de estas dificultades, el teletrabajo en España vivió su mejor momento en 2021, con unas tasas similares a las europeas prepandemia, es decir, alrededor de un 13%. Con el fin de las restricciones por la pandemia, el teletrabajo se ha reducido de manera gradual en 2022, con un leve repunte en el último trimestre.
¿Qué ha pasado para que se reduzca el teletrabajo? Por un lado, asistimos a un contexto económico incierto que debilitan la cultura corporativa de trabajo por objetivos y que persigue la presencialidad como forma de mejorar la comunicación, compromiso y cohesión de equipos. Por otro lado, la legislación laboral de nuestro país, en concreto la Ley 10/2021 de trabajo a distancia que entró en vigor el 9 de Julio especificaba su carácter voluntario para las personas trabajadoras y para las empresas, por lo que se basa en acuerdos entre organización y empleados que muchas veces no se consiguen por los requerimientos salariales y de equipos informáticos, entre otros, que las empresas se ven obligadas a cumplir. En definitiva, la desconfianza y la incertidumbre no han ayudado a que nuestro país consiga un mejor escenario de trabajo flexible.
Sabemos que el teletrabajo es una de las medidas que mejor pueden contribuir a mejorar la conciliación, pero no solo eso: la atracción y retención del talento es un punto imprescindible en un mercado laboral cada más más competitivo, y solo las organizaciones que apuesten por las personas y su desarrollo integral podrán tener entre sus filas a los colaboradores más implicados y sí, más productivos. Esto se consigue con personas comprometidas y alineadas con la organización, que entiendan sus objetivos y que tengan a mano las herramientas tecnológicas necesarias para llevarlo a cabo. La formación de los gestores de personas y un estilo de liderazgo proactivo harán que los planes de trabajo flexible tengan su lugar en las organizaciones, y que el teletrabajo forme parte natural de la manera de trabajar de los equipos