La importancia de conciliar o renunciar. Parece que todo el discurso aprendido que conocemos sobre la retención del talento se ha desintegrado en la marea pandémica del COVID-19 como un castillo de arena. Ola tras ola nos hemos dado cuenta que las bases sobre las que se construyeron las marcas empleadoras no eran tan sólidas como parecían. El cambio radical que supuso la pandemia en el paradigma empleador no lo esperaba nadie, pero llegó y ha supuesto una transformación radical. Vuelve el dilema, conciliar o renunciar.
Las empresas se enfrentan a una clase muy distinta de virus. Millones de personas han abandonado sus puestos de trabajo en lo que ya se conoce como la Gran Dimisión. Aunque empezó en EEUU son muchos los países que están empezando a notar los primeros síntomas de contagio.
Reino Unido y Francia son dos de los primeros países europeos en notar esta tendencia. Los colaboradores de sectores más precarios (restauración, transporte, atención sanitaria…) han sido los primeros en desmarcarse de un mercado laboral que, sienten, ya no satisface sus necesidades.
¿Por qué tanta gente no quiere ya trabajar? Conciliar o renunciar
La mayoría de las personas que renuncian aducen estar exhaustos emocionalmente a causa de la exigencia del trabajo, sumado a una situación global, ya de por sí, estresante. Podríamos resumir los principios que los mueven en uno solo muy simple: tú no eres tu trabajo.
De acuerdo con este enfoque, la Gran Renuncia no sería solo resultado del burnout, el síndrome del quemado, ni de la adhesión a movimientos en contra del trabajo. Sería sobre todo una reivindicación de una vida e identidad propias, más allá de nuestro salario o función productiva.
Gestionar la conciliación de las empresas es fundamental para evitar este sentimiento
A raíz de todo esto, cada vez más, los departamentos de Recursos Humanos centran sus acciones en la captación y retención de talento. Encuentran en el Employer Branding una herramienta para realizar una estrategia con el objetivo de convertir a la compañía en una empresa atractiva que tenga la capacidad de captar el talento y también, más importante que nunca, de fidelizarlo.
En la actualidad, los procesos de selección de personal están evolucionando y la empresa no es el único actor que examina al futuro colaborador. Como ya hemos visto, la situación se está invirtiendo y cada vez más son los candidatos los que eligen a sus posibles empleadores.
Cada vez más son las personas que valoran el salario emocional que da una compañía. Pero, ¿qué es el salario emocional? Usamos este concepto para referirnos a aquellos beneficios no económicos que la empresa ofrece a sus colaboradores.
Hablamos de salario emocional para referirnos a políticas de conciliación, flexibilidad, formación, desarrollo profesional… Esta era una tendencia que veníamos viendo desde hace unos años, pero la pandemia lo ha puesto en valor. La llegada del Covid-19 ha supuesto un punto de inflexión. La crisis provocada por la pandemia ha resaltado la importancia del equilibrio entre las distintitas facetas de nuestra vida.
La gestión de la conciliación influye en la construcción de una buena reputación de la organización y ayuda a impulsarla y posicionarla como una gran empresa en la que trabajar. Por eso es necesario llevar a cabo estrategias de Employer Branding que incluyan conciliación.
En definitiva, a raíz de la situación que nos ha tocado vivir el equilibrio de la vida personal, familiar y laboral es cada vez más valorado por el empleado por lo que desde las empresas debemos hacer de la conciliación un eje básico en lo que a employer branding se refiere.